Tartamudez infantilLa tartamudez en niños sigue siendo, en pleno siglo XXI, objeto de creencias y mitos sin base científica sobre sus síntomas y soluciones.

Tartamudez en niños en edad preescolar

¿La tartamudez se pasa? Desde los años 80 existen muchas investigaciones y estudios clínicos sobre la intervención temprana sobre los niños preescolares con tartamudez manifiesta o riesgo de padecerla.

Aún en el siglo XXI existe la mentalidad de que la tartamudez se trata de un fenómeno pasajero que, como un sarampión, se cura solo. Ciertas creencias, como que un pariente cercano del niño también tartamudeó y se le pasó, influyen en la insistencia de algunos padres y educadores, sin base médica ni científica, de que el tiempo en sí es una cura.

Si los progenitores se ciñen a lo que los expertos recomiendan y si escuchan las sugerencias de sus corazones de padres (y su sentido común), pueden estar tranquilos sobre lo adecuado de la intervención a la hora de tratar la enfermedad hasta su desaparición. Cuanto menos, sí estarán seguros de que el niño sufra lo menos posible hasta que la terapia apropiada surta efecto en la solución de su problema. Estas terapias y actitudes de los padres resultan también efectivas y adecuadas para los niños mayores que tartamudean desde hace algún tiempo.

Criterios de evaluación de la tartamudez en niños

Según uno de los principales estudiosos sobre el tartamudeo, el Dr. Charles Van Riper, ciertos aspectos son un patrón de los niños con tartamudez:

  • Frecuente repetición de sílabas.
  • Posiciones articulatorias fijas.
  • Desorden verbal. Suele manifestarse en sentido cíclico: la charla transcurre en intervalos de una fase fluida y una con disfluencia o tartamudez.
  • Existe coincidencia de repeticiones.

El aspecto cíclico es el más característico. Para Van Riper y otros autores, se considera anormal cuando el porcentaje del tartamudeo alcanza más del 5% de las palabras (entre 5 y 8 palabras con tartamudeo sobre 100). También se considera una señal de peligro la presencia de ciertas características del lenguaje del niño:

  • Muchas repeticiones.
  • Presencia constante de frases neutras, como: es… es…, a… a…
  • Prolongación de sonidos, por lo general de la primera sílaba.
  • Temblor en los labios del niño. Esfuerzo y tensión notorios en el lenguaje; muecas, movimientos oculares y tensión muscular.
  • Cambios repentinos del tono de voz. Se inicia la frase con un tono y se finaliza con otro.
  • Momentos de pánico durante el discurso, mirada temerosa e inmovilidad del cuerpo.
  • Conductas de evitación de situaciones donde el niño tiene que hablar; negativa a responder cuando se le pregunta algo.

Niño hablando a un micrófonoUna vez diagnosticado el tartamudeo por un especialista, se presentan dos opciones de intervención:

  1. Intervención indirecta. Tratamiento preventivo para niños de 2 a 5 años.
  2. Intervención directa. Tratamiento real en niños a partir de 5 y 6 años en adelante.

Consejos para los padres ante la tartamudez infantil

La mejor manera de ayudar al niño en su problema con la tartamudez es que perciba vuestro máximo interés en los que os esté contando, en lugar de cómo lo dice. La tartamudez puede aparecer ante el estrés o la estimulación excesiva en el niño, por tanto, los padres debéis crear a su alrededor un ambiente de calma.

  • Cuando el niño deba ir a alguna parte y a tener contacto con gente, para aliviar el estrés informarle primero y decirle lo que va a pasar y las personas que va a encontrar. Nunca dejarle con la preocupación sobre qué va a pasar.
  • Otra buena terapia consiste en establecer un tiempo diario para animar a vuestro hijo para que cuente historias, o se inspire de las historias de un libro de cuentos. Inventar juegos con la melodía de una canción cantada a coro, o juegos en los que el niño deba imitar y repetir palabras de forma pausada y articulada.
  • No etiquetar como tartamudo al niño ni permitir que otras personas lo hagan. Si notáis que vuestro hijo se preocupa respecto a su forma de hablar, explicadle que es normal repetir algunas palabras cuando los niños aún están aprendiendo a hablar.
  • No interrumpir el niño que tartamudea, pues tampoco lo haríais si estuviera hablando con normalidad. Dejadle tomarse su tiempo y escuchar hasta que termine.
  • Disfemia infantilCrear un buen contacto visual con el niño, que él perciba vuestro interés y placer por escucharlo. Siempre hablar cara a cara y, si es posible, preguntando a su misma altura.
  • Ofreced a vuestro hijo un buen modelo de lenguaje. Hablad con él de forma calmada, reduciendo la rapidez de vuestra expresión y articulando bien. Evitad sobreactuar y caer en la exageración.
  • Nunca obliguéis al niño a hablar ante otras personas, pues le generará tensión comunicativa. Tampoco forzar que se exprese más allá del alcance de su actual vocabulario.
  • Preguntarle cuestiones que no requieran respuestas larga pues, de lo contrario, es probable que despierte en los niños un sentido de su propia insuficiencia e inadecuación.
  • Si es un día propicio, porque vuestro hijo tartamudea poco o nada, ofrecedle mayor número de oportunidades de hablar. Por ejemplo, apagar la televisión para hacer una obra de teatro con marionetas, contar historias o visitar a un amigo.

¿Qué hacer en los días malos?

Si es un día poco propicio, y el niño está nervioso, protestón y tartamudea mucho, ante todo los padres debéis evitar el pánico cada vez que vuestro hijo se bloquee. Porque esa angustia se también se la podéis transmitir mediante el lenguaje corporal: gestos nerviosos con las manos, movimientos particulares con los ojos o expresiones del rostro, entre otros.

  • Del mismo modo, evitar pedirle a vuestro hijo que hable cuando está bajo la influencia de una emoción intensa.
  • Evitad enseñar al niño trucos para que no tartamudee. Además de ineficaces, le crearán un sentimiento de culpa.
  • Cuando el niño hable, escuchad en silencio el tiempo que necesite para acabar lo que tenga que decir. Evitad completar las frases por él.
  • Podéis disponerlo todo para que tenga poca oportunidad de hablar. Por ejemplo, ir al cine, escuchar cuentos y canciones, dibujar, etc.
  • Si tenéis que comunicaros con él que hable sólo lo necesario y formuladle, si es necesario, preguntas que requieren respuestas cortas.
  • Tened mucho cuidado de no prestar más atención a los momentos de tartamudeo a expensas de aquellos con fluidez normal.
  • Si, por la razón que sea, estáis ocupados y no podéis comunicaros con él, indicad al niño que sin duda sabéis lo que os quiere decir, pero por favor, que espere un rato para poder sentaros con él y escucharle bien y con cuidado. Por supuesto, cumplid lo prometido y no le hagáis esperar demasiado tiempo.
  • Podéis fomentar la autoconfianza del niño si lo felicitáis por lo menos una vez al día por algo que hizo bien. Por ejemplo, aunque sólo sea por un dibujo que realizó, o por haber puesto la mesa. Vuestra alabanza debe ser instantánea, honesta, adecuada y coherente. No es necesario regalarle nada por cumplir con sus tareas, con una felicitación verbal tipo: “¡lo hiciste muy bien!” le sobra para fortalecer su amor propio.
  • Actuar de forma similar si el niño se porta mal. Recordad que la anarquía fomenta la tartamudez. El castigo o reprimenda debe ser coherente (nada de castigos “para siempre” que no podréis cumplir), proporcional, basado en el amor y sin violencia ni denigrar. También debe ser instantáneo a la travesura del niño para que aprenda a relacionar sus actos con sus consecuencias. Por supuesto, debéis cumplir lo prometido, tanto en los elogios, como en los castigos, y no echaros atrás, sin omisiones ni descuentos.