actividades-dispraxiaCuando un niño presenta algún tipo de dificultad para mantener la postura y el equilibrio, pareciendo en principio un niño torpe o descoordinado con el resto de niños de su misma edad, puede deberse a la dispraxia. Es habitual que muchos de los niños afectados por la dispraxia padezcan también otras dificultades en el aprendizaje como la dislexia, la discalculia o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Podemos definir la dispraxia como un trastorno que dificulta el aprendizaje motor, aunque nos quedaríamos cortos, ya que es un concepto que abarca una explicación mucho más amplia.

¿Qué es la dispraxia?

La dispraxia es un trastorno muy común aunque desconocido para muchas personas, que puede afectar en las diferentes habilidades de los niños para poder realizar muchas actividades cotidianas como saltar, sujetar un lápiz con su mano o hablar de forma clara y entendible.

La dispraxia es un trastorno que afecta al cerebro y dificulta tanto planear los movimientos como la coordinación de los mismos. Como hemos dicho al principio de estas líneas, el niño que padece este trastorno podría parecer torpe o descoordinado con el resto de niños y el entorno en el que se desenvuelve.

Podemos encontrar otros nombres para denominar este trastorno como el trastorno del desarrollo de la coordinación, apraxia del habla, apraxia verbal, dificultad en la planificación motora o dificultad del aprendizaje motor.

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Estos nombres pueden ayudarnos a entender cómo la dispraxia puede afectar tanto a las habilidades motoras gruesas, haciéndose visible en la dificultad para caminar o saltar, así como en las habilidades motoras finas, como aquellos movimientos que debemos realizar con la mano para poder escribir, dibujar, colorear, etc., y hacerlo con claridad. Del mismo modo, la dispraxia también puede afectar a los movimientos que hacemos tanto con la boca como con la lengua para poder hablar y pronunciar correctamente y de forma entendible.

En cuanto al nivel intelectual, se conoce que muchos de los niños afectados por este trastorno tienen una inteligencia normal o incluso por encima de la media para su edad, aunque algunos pueden tener un comportamiento inmaduro.

Síntomas del trastorno del desarrollo de la coordinación

Hay algunos síntomas que podemos tener en cuenta y que pueden ayudarnos a detectar la dispraxia. No obstante, es un trastorno que afecta de forma diferente a cada niño por lo que no siempre es detectable.

Los primeros síntomas se pueden detectar en los bebés, siendo los más llamativos que tengan una irritabilidad inusual, que no se corresponde a nada concreto, o también que tengan dificultades para comer. Del mismo modo, en los bebés podemos detectar la dispraxia cuando vemos que tienen problemas para darse la vuelta cuando están tumbados, o para caminar.

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Síntomas comunes y que nos deben llamar la atención son también otros como:

  • al comer prefiere hacerlo con las manos y no coge los cubiertos
  • no es capaz de jugar con una pelota o de montarse en un triciclo
  • el control de esfínteres está más atrasado de lo que se espera para su edad
  • no quiere jugar con rompecabezas o juguetes de construcción
  • el habla también está poco desarrollada

En niños de primaria, nos debería llamar la atención un comportamiento en el que veamos que nuestro hijo se tropieza con mucha frecuencia, no domina sus manos, presenta dificultades para aprender a saltar, se le caen las cosas de las manos o las agarra con dificultad, habla con lentitud y con un tono poco apropiado, no interactua con el resto de niños, …

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Cómo podemos tratar la dispraxia

Son muchas las formas en las que podemos tratar la dispraxia, tanto en casa como en el colegio, pero para poder trabajarla debemos primero comprenderla.

Este trastorno no se consigue curar pero existen muchas terapias que son capaces de ayudar de forma notable, desarrollando sus habilidades y aprendiendo a evitar sus dificultades.

 

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Actividades específicas para niños con dispraxia

Los niños que padecen este trastorno necesitan que tanto su motricidad gruesa como su motricidad fina se desarrollen y mejoren, por eso las principales actividades se deben centrar en la motricidad.

Existen terapias que pueden ayudar a desarrollar habilidades diarias como aprender a utilizar los cubiertos o a escribir. Del mismo modo, los terapeutas y logopedas pueden ayudar con los problemas para hablar, mediante diferentes ejercicios.