La forma más eficaz y constructiva de afrontar situaciones complejas, como las que tienen lugar en las familias con una persona ciertos tipos de discapacidad motriz, es mediante la información. La terapia de rehabilitación y la reeducación del pequeño serán consecuencia de un enfoque multidisciplinar de un equipo de especialistas.

Definición de discapacidad motora

Una de las formas de clasificar los déficits es mediante la distinción del tipo de dificultad, reducción o deficiencia de las funciones consideradas (déficit funcional). El déficit de movimiento incluye muchas y complejas condiciones. Puede cubrir las variadas funciones de la motricidad, como la competencia motora humana al caminar, o para sentarse, o la motricidad de la cabeza. Esta última abarca los movimientos del cuello, de la cabeza, la mímica de la cara, la boca, la lengua, los músculos orbitales de los ojos, etc. También se mide la capacidad de impulso de los brazos, de las manos (motricidad fina de sus movimientos delicados). Otra motricidad cuya calidad se analiza es la que afecta a los músculos que implican la respiración, etc.

Como se muestra en la enumeración, las habilidades motoras son múltiples, interconectadas y responden a múltiples y diferentes necesidades de número y calidad. Las habilidades motrices no son separables de las estructuras sensoriales y las capacidades que presiden estas estructuras. A los cinco sentidos conocidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) se debe añadir al menos otro «sentido», que es el sentido cinemático, lo que nos permite saber cómo nuestro cuerpo y sus diferentes partes se sitúan en relación con el espacio circundante y, respectivamente, entre ellos. Para dar un ejemplo: generalmente podemos, incluso excluyendo la visión, poder decir de nosotros mismos si estamos sentados o de pie, si tenemos un brazo extendido o doblado, si nuestra boca está cerrada o abierta; y así sucesivamente.

Cuando consideramos las habilidades motrices de un niño, así como cualquier individuo, es preciso asociarlas con las funciones intelectuales y mentales, así como con las competencias que incluyen habilidades emocionales y cognitivas. El análisis exhaustivo de la persona servirá para determinar estrategias para un posterior desarrollo útil para la supervivencia, en la primera etapa de la vida del niño, y después para una evolución positiva e integrada de la persona.

Rehabilitación según los tipos de discapacidad motriz

La rehabilitación es un proceso complejo dirigido proporcionar al niño y su familia la mejor calidad de vida posible. Con acciones directas e indirectas que afecta a la persona en su totalidad física, mental, emocional, comunicativa y relacional. Tales acciones involucran a su entorno familiar, social y ambiental. La rehabilitación consiste en acciones integradas de rehabilitación, educación y asistencia.

La rehabilitación abarca una serie de intervenciones que se pueden realizar con el fin de obtener una recuperación y mantenimiento de las habilidades del niño. Las posibilidades y estrategias deben ser siempre y evaluadas por el especialista. La rehabilitación puede ser recomendado para tu hijo por los médicos del Hospital Infantil, o bien por un neuropsiquiatra o incluso por el fisioterapeuta. Recuerda que puedes informarte también con vistas a las acciones necesarias a tomar para la integración escolar.

Las acciones de rehabilitación comienzan, por ejemplo, con diferentes exámenes especializados (neuropsiquiátrico, del foniatra, del oculista, del técnico ortopédico y otros especialistas), del mismo modo que establecer una serie de terapias como la del habla, la fisioterapia, o la relativa a la psicomotricidad. La rehabilitación debe tener en cuenta la multiplicidad de funciones alteradas (motoras, perceptivas, cognitivas, emocionales, comunicativas y relacionales), sus peculiaridades y sus interacciones con los demás, con respeto de la individualidad de cada niño. Las intervenciones deben ser evaluadas de manera dinámica con el fin de captar su variabilidad y su capacidad de modificación de las condiciones de vida del pequeño.

Fisioterapia

La intervención de fisioterapia puede ayudar a su hijo a mejorar y mantener las habilidades motoras, cuyo desarrollo se ve obstaculizado por la incapacidad. La terapia física puede llevar a cabo para permitir que adquiera el control de la motricidad de la cabeza, o para mejorar sus habilidades visuales, o incluso para mejorar su capacidad de mantener la posición de sentado o moverse en el entorno. Un niño puede hacer la terapia física, incluso si:

  • El niño es aún bebé (entre 2 y 3 meses), puede comenzarse la fisioterapia durante la hospitalización.
  • Se sufre de una discapacidad grave, y los objetivos prioritarios son prevenir o contener futuras complicaciones, como en casos de escoliosis o problemas respiratorios. También se puede comenzar la fisioterapia si en el futuro puede servir para aportar una ligera mejora de las habilidades motoras.

La estrategia de fisioterapia se basa en el análisis de la situación general del niño y de su grado de desarrollo motriz. El fisioterapeuta propondrá, tras la evaluación, un plan de rehabilitación. La fisioterapia puede consistir en una intervención directa sobre el niño, dividida en ciclos de sesiones con objetivos específicos para logra que adquiera habilidades alternativas y supere las dificultades relacionadas con el daño neurológico. Los padres también participan en la rehabilitación de su hijo, de acuerdo con la información, las instrucciones y los consejos del fisioterapeuta.

Neuropsicomotricidad Terapéutica Infantil

Al lado del fisioterapeuta, a menudo encontramos otro terapeuta que se ocupa de las intervenciones que estimulan las habilidades psicomotrices del niño con el objetivo ayudarle a expresarse mejor por sí mismo y aprenda a comunicarse con los demás. Es una terapia con enfoque holístico que incluye la educación, la neurología, y la psicomotricidad con técnicas que sirven madurar las estructuras cerebrales según la edad. Se puede actuar de los 3 a los 12 años e incide en áreas como la psicología del niño, la motricidad, su postura, área sensorial, del lenguaje, cognitiva y emocional, entre otras.

Terapia del habla para la discapacidad motriz

El terapeuta del habla interviene para que el niño refuerce su capacidad de comunicación y supere sus dificultades. La terapia también se divide en ciclos de sesiones y posee sus propios objetivos específicos para cada paciente. Además, el especialista propone, de acuerdo con la evaluación, un plan de acción para apoyar al niño y a su familia, mediante el suministro de información, orientación y asesoramiento. Por ejemplo, en una fase de diagnóstico, el terapeuta del habla puede aportar su contribución específica para que la familia llegue a la adecuada comprensión de la situación clínica de su hijo.

Cuando el niño muestre una probable deficiencia auditiva, puede contribuir a su investigación y puede estimularlo en la percepción de sonidos y ruidos. Además debe fomentar el aprendizaje del lenguaje verbal. En el caso de diagnóstico de parálisis cerebral (PCI), puede intervenir para facilitar la superación de trastornos de la alimentación, los movimientos de la boca, la lengua, y la estimulación de la articulación de los sonidos de las palabras.

Ortóptica y discapacidad motriz

La ortóptica es la parte de la oftalmología que trata principalmente de la corrección del estrabismo u otros defectos mediante gimnasia ocular. La intervención del especialista en la visión puede ser decisiva para en la detección precoz de la deficiencia visual en la época preescolar. Se propone al niño la realización de unas simples pruebas que, según el resultado pueden aconsejar una visita al oftalmólogo. Ambos especialistas trabajarán en la corrección óptica de los niños con problemas de motilidad ocular.