La rehabilitación cognitiva tiene como objetivo paliar y rehabilitar, cuando sea posible, los daños neurocognitivos causados por diversas patologías o accidentes.

¿En qué consiste la Rehabilitación Cognitiva?

La rehabilitación cognitiva busca la máxima recuperación posible de funciones perdidas o su compensación, gracias a la capacidad cerebral llamada plasticidad. La neuroplasticidad consiste en que ciertas áreas del cerebro pueden aprender conductas compensatorias para suplir aquellas que no pueden llevar acabo las zonas cerebrales dañadas.

La rehabilitación sirva para cualquier paciente afectado de disminución en sus capacidades, entre las que entran el uso y la fluidez del habla, la capacidad de memorizar y concentrarse, o el uso del pensamiento lógico. Estos síntomas obedecen a una variedad de causas, entre ellas: traumatismos en la cabeza, ictus, Alzheimer, ELA (esclerosis lateral), TDAH (trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad), depresión u otras enfermedades mentales.

Las personas mayores pueden ver reducida su función cerebral a causa de la edad. Es una ralentización por causa natural que no es ningún síntoma de patologías graves. Sin embargo, nuestros mayores, al aplicar  en su rutina diaria ejercicios de rehabilitación van a conseguir ralentizar y mejorar sus capacidades mentales.

Daño cerebral adquirido y rehabilitación

El daño cerebral adquirido es la pérdida de funcionamiento cerebral debida a una lesión o accidente que afecta a la estructura encefálica. Las lesiones pueden ocurrir por un traumatismo o por accidente cerebrovascular (ictus) debido a la presión arterial, dieta inadecuada, sedentarismo o abuso de alcohol y drogas.

También, aunque más infrecuente, existe daño cerebral causado por tumores o infecciones como la meningitis. Por norma general, cuanta más joven es la persona afectada por daño cerebral adquirido, mejor pronóstico de recuperación ofrecen.

Fases del daño cerebral adquirido

Resulta complicado predecir la evolución del paciente recién ocurrido el acontecimiento que desencadena el daño. La evolución se divide en las siguientes 3 fases:

  1. Fase crítica. El paciente está ingresado en la unidad de vigilancia intensiva y ha recuperado alguna estabilidad hemodinámica, pero existe la posibilidad de complicaciones que hagan peligrar su vida.
  2. Fase aguda. No se descartan riesgos para la vida, pero existe una estabilidad neurológica. Ya empieza a evidenciarse el posible alcance de los daños. Comienza a trazarse una estrategia de rehabilitación y se deriva al paciente a la unidad de rehabilitación del hospital. La duración de esta fase es indeterminada, pues cada paciente varía mucho.
  3. Fase subaguda o fase rehabilitadora. El paciente evoluciona como para finalizar la estancia en el hospital. Comienza la rehabilitación más intensiva que suele combinarse con asistencia ambulatoria. La duración de esta fase, igual que la anterior, depende del paciente, del grado de afección y de la diligencia que aplique el afectado a su terapia.

Secuelas del daño cerebral

En la fase aguda comienzan a identificarse las secuelas del accidente. Si el estado no evoluciona y las secuelas se vuelven crónicas, será imprescindible una terapia intensiva.

Entrar en coma es una secuela común del daño cerebral. Su gravedad se calcula en una escala de 15 a 3 (Escala de Glasgow). El 15 sería el estado normal de alerta, y el 3 sería el coma severo. La pérdida de consciencia o coma es muy común luego del daño cerebral adquirido y su nivel se calculará usando

Entre las secuelas que afectan a la cognición, se pierde capacidad de pensamiento lógico o del autocontrol. Se traducen en problemas de aprendizaje, déficit de atención, alteraciones del lenguaje y disminución de la capacidad de concentración.

Con el daño cerebral pude perderse en parte o totalmente el uso de alguno de los cinco sentidos, o de varios. Los problemas de la expresión pueden darse, más que por resultar afectada el área cerebral del habla, por olvidos de palabras o pérdida del hilo de la conversación. Los problemas a la hora de recibir y gestionar la información se denomina afasia, y alude a la falta de comprensión y expresión.

La bipedestración es la capacidad humana de mantenerse firme sobre ambos pies. El daño cerebral pude dañar la facultad de bipedestración o limitar la motricidad de una o varias extremidades. También puede persedese la sensibilidad o desarrollar temblores.

En cuanto a la conducta el daño cerebral propicia en ocasiones un cambio radical de carácter. El paciente puede volverse falto de autocontrol y proclive a la agresividad física o de palabra. Aumenta la irritabilidad o la impaciencia, así como los altibajos emocionales súbitos que van desde la ira a la depresión. También puede volverse excesivamente inhibido y abdicar de la toma de decisiones, mostrarse abotargado y apenas evidencia sus emociones.

Estimulación cognitiva y rehabilitación neuropsicológica

Cada paciente es un mundo, con diferente pronóstico y terapia. Debe de establecerse una estrategia tras un examen por parte del especialista neurólogo La dificultad añadida a la terapia se denomina anosognosia, y consiste en que el paciente es incapaz de concienciarse del alcance de su lesión. La misma persona dificulta su propia rehabilitación y puede llegar a rechazar el tratamiento.

El tratamiento buscará paliar y rehabilitar las capacidades perdidas para aportar una mejor calidad de vida al paciente, así como aumentar su autonomía personal.  En caso de pérdidas irrecuperables, el paciente aprenderá nueva habilidades para compensar las capacidades perdidas. La terapia, en general busca mejorar la capacidad el paciente para el autocuidado en sus tareas cotidianas, y aumentar sus habilidades cognitivas, como la capacidad de atención, la capacidad lógica de resolver problemas y la memoria.

Tratamiento del daño cerebral

La rehabilitación se lleva  a cabo desde un enfoque multidisciplinar. En el caso de los pacientes pediátricos, se busca que la actividad lúdica sirva de refuerzo a la terapia.

La rehabilitación debe empezar desde que se produce la lesión en la misma habitación del hospital. La intervención precoz optimiza la recuperación y pueden darse casos de sanaciones rápidas. Debe procurarse al paciente un tratamiento tan intenso como le resulte tolerable y se vea capaz de perseverar. También debe ser dilatado en el tiempo hasta obtener resultados. Busca que el afectado consiga el más algo grado de funcionalidad posible. Para lograr una mejora o una recuperación, el paciente y su familia deben recibir una asistencia continua.

Si se siguen con diligencia las pautas anteriores, el pronóstico es positivo a lo largo de los 2 primeros años desde el accidente. Una vez obtenida cierta mejoría, la terapia debe continuarse para preservar ese grado de recuperación.

El equipo encargado de la rehabilitación apoyará al enfermo y su familia en las siguientes áreas médicas: fisioterapia, neuropsicología, enfermería, logopedia. Ajenos a la medicina, pero igual de importantes en la normalización de la vida del paciente, actúan los trabajadores sociales y los terapeutas ocupacionales. También existen grupos de apoyo a enfermos y familiares integrados por los mismos afectados. En ellos, los enfermos y las familias obtendrán también información y otros recursos.

Juegos para niños con daño cerebral

Como recomiendan los profesionales médicos y psicológicos fomentar el desarrollo y evolución de las capacidades de un niño con daño cerebrales la mejor opción es hacerlo jugando.

Cuando presentamos un juego o actividad ante estos niños, su reacción será prestarle más atención que a otros tratamientos más especiales. Estimular su aparto psicomotriz es el objetivo principal de los juegos que hemos seleccionado en Akros, además de desarrollar sus capacidad creativa y cognitiva.