Paula Pérez Logopeda en CasaHoy, 6 de Marzo, se celebra el  Día Europeo de la Logopedia, una iniciativa lanzada por CPLOL (Comité Permanent de Liaison des Orthophonistes-Logopèdes de l’UE) para dar a conocer la profesión del logopeda. Este año, el tema propuesto son los trastornos de la deglución y la disfagia bajo el lema “Come seguro y saborea la vida”.

Desde Akros queremos aportar nuestro granito de arena para apoyar la enorme labor que realizan los logopedas en su labor diaria, por eso hacemos un 20% en todos nuestros productos del Método Logo-Bits y además entrevistamos a Paula Pérez de logopedaencasa.es que nos va a explicar un poquito más en qué consiste su profesión.

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Entrevista a Paula Pérez

Primero de todo, ¿Podrías explicarnos cuál es la función de un logopeda?

El logopeda es aquel profesional encargado de la prevención, evaluación, diagnóstico y tratamiento de los problemas del lenguaje (oral y escrito), el habla, la voz, la audición, la alimentación y la comunicación.

¿Los logopedas trabajan solo con niños o también con adultos? ¿Se tratan los mismos problemas?

Los logopedas trabajamos con todo tipo de poblaciones. Podríamos decir que somos como esos juegos de mesa aptos de los 0 a los 99 años. Las patologías que afectan a unos y otros son distintas y, por tanto, también es diferente su abordaje terapéutico pero nuestra formación nos permite atender a personas de cualquier edad.

Por ejemplo, jugamos un papel importante en la estimulación temprana de bebés prematuros, al mismo tiempo que nuestra labor resulta de gran ayuda en pacientes que sufren Alzheimer, con quienes la intervención va dirigida a tratar de frenar el avance de la enfermedad y dotarles de la mayor calidad de vida posible.

¿Qué áreas de la Logopedia crees que suelen ser las más desconocidas?

Me resulta casi imposible elegir sólo una, pues la Logopedia es una de las grandes desconocidas de nuestra sociedad. De hecho, si preguntas a gente de la calle a qué nos dedicamos, muchos reconocen no saberlo. Otros tienen una ligera idea y afirman saber que trabajamos con niños. Y otra gran mayoría contesta que somos “los de la erre”, lo cual es cierto pero no deja de ser una ínfima parte de nuestras actuaciones profesionales. Poco a poco, empieza a haber una mayor conciencia y reconocimiento de nuestra disciplina pero aún nos queda un largo camino por recorrer.

Cuando un padre o una madre detecta en sus hijos una dificultad en el habla ¿Cómo pueden saber si es algo que se soluciona con el tiempo (dificultad propia del desarrollo) o si es un problema que debe ser tratado por un profesional?

Lo mejor es consultar con un especialista del lenguaje, es decir, con un logopeda. Muchas veces, nos encontramos con padres que han sido erróneamente aconsejados y se les ha animado a dejar pasar esas dificultades y esperar demasiado en el tiempo, confiando en que se resolverán por sí solas. Es cierto que esto puede ocurrir en ocasiones pero, hasta que eso sucede, los niños atraviesan una dura época a nivel emocional y social. Sus limitaciones en el habla y/o el lenguaje les limita en sus relaciones y esto les hace vivir situaciones en las que se sienten inseguros y poco hábiles. Por esta razón, y teniendo en cuenta mi experiencia, es preferible trabajar con el niño tempranamente y de manera preventiva para evitar que tenga que experimentar ese tipo de situaciones.

En contraposición, efectivamente, otras veces es demasiado pronto para trabajar con un niño, porque evolutivamente ni siquiera está preparado para alcanzar determinados propósitos (ej.: querer que nuestro hijo diga el sonido /r/ con 3 años). Así, quien mejor puede orientar a los padres en la necesidad o no de comenzar un tratamiento será un logopeda.

¿Qué consejos o indicaciones le daría a los padres de un niño que tartamudea al hablar?

En primer lugar, que eviten mostrarse inquietos o nerviosos ante las disfluencias o tartamudeos. Por el contrario, que esperen a que las resuelva y continúe el discurso. Resulta fundamental que mantengan la calma y no transmitan preocupación al niño. Hacerlo le haría consciente de las dificultades de fluidez y esto podría generarle miedo o rechazo a hablar.

Asimismo, es importante que no se adelanten a interpretar lo que su hijo les quiera decir. Deben dejarle que se explique, sin interrumpirle ni acabar sus frases, concediéndole el tiempo que necesite para expresarse. De la misma manera, tienen que intentar reducir el número de preguntas planteadas durante la conversación. A veces, avasallamos con cuestiones y esto no hace sino aumentar la presión comunicativa sobre el niño.

Otro consejo es que le hagan sentir que les interesa lo que dice y que esto tiene mucho más valor que el cómo lo dice. Para ello será imprescindible que muestren una escucha activa, prestando total atención al contenido del mensaje.

Hay que valorar de manera positiva su iniciativa conversacional (p.e.: “¡qué cosas más chulas has hecho hoy en el cole!”). Es bueno recompensar ese esfuerzo con palabras de ánimo y cariño, de modo que el niño pueda comprobar que hablar tiene consecuencias agradables, lo que le animará a hacerlo en el futuro.

Por último, los papás deben tener presente que ellos son un espejo en el que su pequeño se mira constantemente. Por esta razón, han de ser un buen modelo, hablando claro y despacio, haciendo pausas, respetando los turnos en la conversación, etc.

¿Las emociones pueden agravar o mejorar los problemas del lenguaje o del habla? ¿Cómo influye tener una actitud positiva ante el problema?

Por supuesto. La actitud con la que afrontemos un problema es, como ante cualquier dificultad de la vida, clave para poder resolverla con éxito. Si hablamos de ello en el ámbito logopédico, se puede comprobar de forma evidente en el caso de las alteraciones vocales. Éstas se producen, en ocasiones, a causa del estrés, ansiedad, nervios,… que terminan por debilitar la voz y hacer que pierda cualidades.

Lo mismo sucede en el caso de la disfemia o tartamudez. Ésta se agrava cuando la persona toma una negativa conciencia del problema, pues es a partir de entonces cuando pone en marcha conductas evitatorias como el retirar la mirada del interlocutor, el uso muletillas, circunloquios,… que hacen la tartamudez mucho más notoria. Sin embargo, cuando el paciente se enfrenta a ella con aceptación y afronta la intervención logopédica con motivación e interés, la evolución es sin duda más rápida y efectiva.

Como hemos comentado, hoy se celebra el Día Europeo de la Logopedia y este año se centra en los Trastornos de la deglución o disfagia ¿Qué son exactamente estos trastornos?

La disfagia consiste en la dificultad que algunas personas presentan durante la alimentación, mostrando una alteración a la hora de formar el bolo alimenticio o transportar éste durante el proceso deglutorio. En la mayoría de los casos, este problema está asociado a enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer, o a daños neurológicos (traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares,…). Se trata de una alteración que compromete la seguridad y salud de los pacientes, puesto que puede dar lugar a atragantamientos y a problemas de desnutrición.

¿Cómo se trabaja con este tipo de problemas?

El objetivo de la intervención es alcanzar una deglución eficaz y sin riesgos. Para ello, se emplean técnicas de compensación y maniobras deglutorias que el logopeda no sólo pone en marcha con el paciente, sino que además se encarga de instruir en su manejo a cuidadores y familiares. Es fundamental que esta información esté en manos de todas las personas que rodean al afectado, conozcan en profundidad la patología y cuenten con una rigurosa formación en su tratamiento.

¿Qué te ha aportado la profesión de Logopeda?

Me ha dado la enorme suerte de levantarme cada día con ganas de ir a mi lugar de trabajo, puesto que adoro lo que hago. Me siento muy privilegiada por desear cosas tan sencillas como que llegue el día siguiente para poner en marcha esa nueva actividad que he preparado para un determinado niño. Además, me ofrece la oportunidad de aprender de otros profesionales con los que nos coordinamos (psicólogos, neuropsicólogos, fisioterapeutas, maestros,…). Algo que también te enseña a saber trabajar en equipo, respetar y aceptar opiniones diversas,…

Finalmente, me ha ayudado a ser mucho más paciente. He aprendido que cada niño tiene un ritmo distinto y que los adultos, a veces, no concedemos el tiempo suficiente para que nos muestren todo de lo que son capaces.

Cuéntanos algún momento especial, de esos que te llegan al corazoncito, que recuerdes haber vivido en tus sesiones, con tus pacientes…

Empecé a trabajar con un peque de 4 años por problemas de pronunciación, ya que omitía y sustituía muchos sonidos que debía tener adquiridos teniendo en cuenta su edad cronológica. A las pocas sesiones, me llamaba la atención que le costaba enormemente reproducir de manera fiel o aproximada las emisiones que le ofrecía para que él las repitiera. Es decir, tenía una pobre discriminación auditiva.

Insistí a sus padres para que le hicieran pruebas de audición (consejo que siempre damos la primera vez que entrevistamos a las familias, incluso aunque estén convencidos que su hijo no tiene ningún problema de ese tipo) y, al fin, tuvimos los resultados: efectivamente, este niño no escuchaba ciertas frecuencias debido a que había sufrido múltiples otitis que habían provocado la acumulación de mucosidad en su oído.

Le sometieron a una sencilla operación mediante la que le colocaron unos drenajes y, al retomar las sesiones, lo primero que me dijo cuando me vio fue: “¡Paula, ahora escucho la hierba y a los pajaritos cantar. Por eso hablaba mal!”. A partir de entonces, su evolución fue mucho más rápida y positiva y, lo que es más importante, se produjo un enorme cambio en el peque.

Su frustración se redujo, estaba más contento y su intención por comunicarse y relacionarse con los demás aumentó de manera considerable. También sus papis descubrieron que su pequeño no les ignoraba a propósito, como habían pensado en tantas ocasiones, y eso mejoró su relación. Ahora entendían muchas de las cosas que sucedían en su día a día y sintieron una enorme empatía por su hijo.

Hemos visto que en tu blog tienes un artículo donde recomiendas a algunos famosos ir al Logopeda ¿Con qué famoso te gustaría trabajar en tu consulta? ¿Por qué?

Creo que, sin duda, con Luis Tosar. En absoluto porque crea que tenga una mala dicción sino, más bien, porque siento una profunda admiración por este actor. Pero ese no es el único motivo: en este mundo de la interpretación los logopedas jugamos un papel destacado, ya que los actores necesitan tener un buen control respiratorio y conocer ciertas pautas de cuidado e higiene vocal para no dañar una de sus herramientas principales de trabajo. Además, Tosar también canta, así que me encantaría poder enseñarle las estrategias necesarias para hacer un buen uso de la voz, sacándole a ésta su mayor calidad y potencia.

Breve bio sobre Paula Pérez:

Mi nombre es Paula Pérez Robles, y soy logopeda desde 2013, año en que acabé mi Grado en Logopedia por la Universidad Complutense, donde me especialicé en daño cerebral y enfermedades neurodegenerativas. Por aquel entonces, como no sabía si encontraría trabajo pronto, decidí montar una página web para ofrecer sesiones a domicilio y tener un espacio en el que escribir sobre novedades y noticias sobre Logopedia. De este modo, nació logopedaencasa.com, un proyecto que continúa a día de hoy y que me ha permitido conocer a multitud de entidades del campo de la educación, como Akros.

A pesar de mis temores, tuve suerte y comencé a trabajar en seguida en una clínica multidisciplinar, atendiendo mayoritariamente a población infanto-juvenil. En este centro atendía múltiples casos de retrasos del lenguaje, disfonías, alteraciones de la lecto-escritura, TEA (Trastornos del Espectro del Autismo), problemas de ortografía, etc. Tres años más tarde, empecé a compaginar este trabajo con suplencias a domicilio en la Asociación de Parkinson de Madrid. Entre tanto, a través de logopedaencasa.com, colaboraba con empresas de formación impartiendo cursos a estudiantes y profesionales.

Actualmente, y desde hace escasos meses, soy logopeda en un colegio de Educación Especial, con niños y chavales de los 3 a los 21 años. Me siento muy feliz en esta nueva etapa que he comenzado, donde tengo la suerte de aprender muchísimo de compañeros, familias y alumnos.

Muchas gracias Paula por compartir con nosotros tus conocimientos, experiencias y consejos sobre la Logopedia. Esperamos verte de vuelta por el blog. ¡Un abrazo! AKROS