Family and trees

El establecimiento de hábitos saludables para los niños durante la infancia les aportará beneficios de por vida. Los hábitos, tanto positivos, como negativos, son acciones que a fuerza de repeticiones se terminan por ejecutar de forma automática y sin esfuerzo. Las costumbres saludables de vida abarcan la alimentación, la higiene y el ejercicio físico.

Por qué cuidar los hábitos saludables para los niños

Los niños aprenden mejor con el ejemplo, y los padres deberían constituir para los pequeños el espejo en el que mirarse. El aprendizaje incluye el esfuerzo creativo de los adultos para que realizar los hábitos saludables constituya un juego para el niño. Con la gamificación del aprendizaje, desaparecen las connotaciones negativas que pudiera considerar el niño del hábito positivo (como que resultan aburridos o cansados).
Niño en la guarderíaSe recomienda una implantación gradual de la rutina hasta lograr su automatización
. El cerebro humano adora los atajos y ahorrar esfuerzo, por ello los rituales son la herramienta ideal para instaurar la nueva costumbre. Si el ritual es un comportamiento preciso realizado por el pequeño a una hora determinada, se volverá automático y con el tiempo se ejecutará sin apenas gasto de energía o fuerza de voluntad.
Los cambios han de instaurarse de forma gradual; un hábito al mes, por ejemplo
. Una vez que el niño los ejecuta por instinto, puedes comenzar con otra nueva rutina.

Creación de hábitos y rituales

La intención de mejorar la vida del pequeño por parte de los padres puede autosabotearse por la falta o el exceso de diligencia. Las metas a conseguir deben de ser realistas, sin alterar la vida del niño de un día para otro. Si se instauran pequeños cambios, todos juntos, padres incluidos, el niño imitará el comportamiento adulto.

Si sólo el niño se alimenta de forma sana, y los padres no siguen la pauta, el pequeño pensará que se le castiga. De la misma forma, el ejercicio en familia será visto como un juego. Se deben potenciar los estímulos positivos y no fomentar los hábitos mediante las prohibiciones o el autoritarismo.

Hábitos no saludables para niños

La Organización Mundial de la Salud considera que una persona goza de salud cuando disfruta, además de la ausencia de enfermedades, de un completo estado de bienestar físico, mental y social. Según la Organización, la ausencia de ejercicio físico ocupa el 4º lugar mundial entre los factores de riesgo para la salud.

Los niños y adolescentes pasan cada vez más horas del día en la realización de actividades sedentarias,
como los videojuegos o la navegación por internet. Los niños suelen adquirir hábitos de vida no saludables si reciben estímulos en ese sentido. Si uno de los padres, o ambos sufren obesidad, las probabilidades de los niños de ser obesos se multiplican.

Millones de personas mueren cada año debido a la inactividad física. Más de la mitad de la población del planeta apenas realiza ejercicio, hasta el punto que ya existen casos de obesidad entre lactantes y menores de 5 años.

Según un estudio realizado por la Clínica Mayo, aquellos pequeños que consumen muchas horas de televisión incrementan el riesgo de sufrir problemas de conducta, bajo rendimiento escolar, sobrepeso y trastornos del sueño.

Hábitos saludables de alimentación para niños

Desayuno de 20 minutos de duración

Jamás debe de saltarse el niño la primera comida del día. El tópico es cierto: el desayuno es la comida más importante de la jornada. Un desayuno sano ha de constar de fruta, cereales y lácteos. Lo recomendable para un niño es un primer desayuno completo en casa, y un segundo desayuno a media mañana. Importa desayunar sin prisa, porque la señal de saciedad es enviada por el cerebro a los 20 minutos de haber ingerido la comida.

Cada comida en un horarios fijo

Es preciso que el cuerpo se habitúe a un horario de comidas. Los menús deben resultar para el niño originales y apetecibles. La monotonía en la nutrición puede motivar que los pequeños picoteen entre horas. Los platos se pueden elaborar  con una presentación atractiva para el niño, y con sabores que le agraden y aumenten su interés por la comida sana.

Los aperitivos, y no el picoteo de cualquier cosa, también constituyen un elemento de la dieta sana, siempre que se programen para momentos específicos del día.

SaladPlanear los menús con anticipación

Desde el largo y medio plazo, puede planearse en perspectiva una dieta equilibrada. Se puede crear la rutina de dedicar un día determinado de la semana a diseñar el menú de la semana siguiente. Puede participar el niño en el proceso, y acompañar a los adultos durante la compra de víveres y la elaboración de los platos.

La participación infantil proporciona a los padres indicaciones sobre las preferencias alimentarias del pequeño. Los niños suelen alimentarse sin reticencias cuando se trata de platos que ayudaron ellos a cocinar.

Comer en familia al menos una vez al día

El momento del desayuno, la cena o el almuerzo deben de ser familiares y resultar agradables. De lo contrario, el niño engullirá rápido lo que tenga en el plato y huirá de la mesa.Es una oportunidad de convertirnos en un modelo de hábitos para nuestro hijo. En caso de que la única comida familiar posible fuera la cena, se puede usar para compensar las carencias alimentarias que tuvo el niño en su jornada.

Jamás convertir la comida en premios o castigos

Esta forma de actuar provoca en los refuerzos negativos en su conducta alimentaria. Si consideran las verduras como un castigo, o el helado de postre como el premio por acabárselas, creerán que los dulces son alimentos más valiosos.

Nada de tele durante la comida

Nutrirse distraído por la televisión provoca que el niño tienda a comer en exceso, pues no atiende a la sensación de saciedad. Pueden crearse zonas de la casa libres de tele donde poder comer sin distracciones.

Volvemos a incidir en la importancia de comer despacio, porque el cerebro demora 20 min en generar la sensación de saciedad, desde el momento de la llegada de la comida al estómago. En caso de que el niño pida más comida, la segunda porción será reducida respecto a la que se comió antes.

El niño no debe pasar muchas horas sin alimentarse

Lo recomendable son 5 ó 6 comidas diarias con pequeñas ingestas de alimento en vez de unas pocas comidas copiosas. Los cereales también deben consumirse al día (no azucarados). Limitar o eliminar de la dieta la comida basura y la bollería industrial: son alimentos muy calóricos que apenas sacian y provocan obesidad y múltiples daños a la salud. Puedes aportar a tu pequeño una merienda nutritiva con alguna galleta junto a yogur y fruta.

Boy outdoorBuenos hábitos en el hogar

Por un lado, el pequeño debería tener a su alcance en casa alimentos saludables variados en vez de comida de picoteo. Por otro, debe aprender en casa hábitos saludables a la hora de comer, como lavarse las manos, buenos modales en la mesa y alimentarse despacio para facilitar la digestión.

Juegos para fomentar los hábitos saludables

Akros ofrece a padres y educadores su gama de juegos para que el niño incorpore en su sistema de creencias los buenos hábitos. Destacan, para la educación alimentaria, el semáforo de la buena alimentación, para que el pequeño aprenda a distinguir los alimentos sanos de los menos nutritivos.