¿Qué es el Daño cerebral adquirido?

El daño cerebral adquirido o DCA es una alteración de la estructura encefálica que conlleva el mal funcionamiento de las destrezas cognitivas, emocionales, conductuales y/o físicas y su características principal es su aparición no congénita mas producida por una lesión cerebral.

Estas lesiones capaces de causar DCA pueden ocurrir a causa de un traumatismo encéfalo craneano o TEC causado por una fuerza traumática externa capaz de dañar el encéfalo. El TCE está entre las causas más comunes de discapacidad y muerte entre jóvenes.

Otra causa de DCA puede ser un accidente cerebrovascular a su vez causado por una presión arterial elevada, el alto consume de grasas hidrogenadas y el sedentarismo. En adultos las drogas y el uso incontrolado del alcohol también pueden generar un ataque cerebrovascular o ACV. En este grupo, son los niños entre 0 y 14 años quienes poseen una mayor capacidad de recuperación, debido a la flexibilidad y vitalidad de sus jóvenes cerebros.

Estadios del daño cerebral

Juguetes para niños con daños cerebralesInmediatamente después de que el daño ha ocurrido, es muy difícil saber sus consecuencias y por este motivo la evolución del paciente se divide en tres estadios o fases entre las que vemos una primera llamada crítica, a la que siguen la fase aguda y posteriormente la fase subaguda y rehabilitadora.

En la fase crítica el flujo sanguíneo (o la hemodinámica) ha recobrado cierta estabilidad pero la probabilidad de complicaciones como las disfunciones respiratorias persiste, así como la disfagia o una situación clínica inestable que pueda poner la vida del paciente en riesgo. Durante esta fase el paciente se encuentra en la unidades de cuidados intensivos o en las plantas de neurología y neurocirugía.

En la fase aguda la estabilidad neurológica es evidente y los riesgos de complicaciones han disminuido. La fase aguda es cuando comienzan a identificarse los daños físicos, cognitivos, conductuales y funcionales, y cuando se pone en marcha el proceso de rehabilitación en conjunto con el lesionado. En esta fase ya el paciente es trasladado a las unidades de ICTUS o los servicios de rehabilitación de clínicas y hospitales. La duración de esta fase difiere en gran medida de una persona a otra.

En la última fase denominada subaguda y rehabilitadora, ya se ha alcanzado la estabilidad clínica necesaria para finalizar la hospitalización, pero es cuando comienza el tratamiento rehabilitador más específico, especializado e intensivo. La duración de este estadio depende de los daños de cada persona y de la continuidad de la terapia. Generalmente se combina con servicios ambulatorios o programas especializados.

Los accidentes cerebrovasculares o ACV (ictus) son una de las tres principales causas del DCA junto con los traumatismos craneoencefálicos o TCE. Las causas menos comunes incluyen tumores y las infecciones cerebrales por bacterias o virus (como la meningitis, por ejemplo).

Secuelas del daño cerebral

Las secuelas se identifican en la fase aguda a nivel físico, conductual, cognitivo y funcional. Si estas se mantienen hasta volverse crónicas se requerirá la atención por medio de diversos recursos socio-sanitarios dedicados a facilitar esta clase de terapias intensivas. La severidad del déficit dependerá del tipo de lesión y persona que la ha recibido.

Secuelas por daño cerebral

La pérdida de consciencia o coma es muy común luego del daño cerebral adquirido y su nivel se calculará usando la escala de Glasgow. Esta escala va de 15 a 3 donde 3 es un coma severo y 15 representa el estado de alerta. Muy rara vez se dan casos en los que el “despertar” no se produce en el lesionado y aunque se percibe una diferencia entre sueño y vigilia, durante ninguno de estos estados se observa una capacidad de interacción o consciencia con/del mundo externo.

Entre los problemas de cognición encontramos la afectación de la capacidad de pensamiento lógico, la toma de decisiones y el control consciente de la propia conducta. Estos problemas desembocan en déficits de aprendizaje, memoria y atención, así como alteraciones del pensamiento lógico o formal y del lenguaje. También se ve alterada la regulación de la conducta propositiva (o con un fin). Algunos de estos daños pueden causar a su vez alteraciones de los procesos del lenguaje aún cuando no exista daño físico alguno, como olvidar palabras o el motivo de una conversación.

Un DCA puede producir la incapacidad para mantenerse de pie (o bipedestción), así como limitaciones en el movimiento de una o varias extremidades. En daños severos el control del tronco y cabeza en situación de reposo podría verse afectado. Otras alteraciones incluyen: falta de sensibilidad y movilidad en extremidades, temblores o incluso la pérdida parcial o total de alguno de los cinco sentidos.

A nivel conductual o emocional pueden aparecer daños de la personalidad o del carácter. Estos se pueden ver reflejados como desinhibición –la cual puede llegar a causar conductas agresivas físicas o verbales– y la inhibición –la cual incluye una pobre iniciativa o toma de decisiones, apatía, agotamiento, letargo y una pobre capacidad para transmitir emociones–.

La irritabilidad e impaciencia pueden aumentar tras un DCA, así como las manifestaciones súbitas de ira, desgano, depresión o fragilidad emocional.

Es frecuente que las personas con daño cerebral adquirido sean incapaces de concienciar los déficits derivados de su lesión (anosognosia). Estos pacientes dificultan su cuidado y terapia pues a menudo rechazan las instrucciones o ayuda que ofrece su terapeuta o supervisor.

Los problemas en la recepción de información o afasia se presentan debido a los daños cognitivos ya que estos pueden afectar la capacidad de comprensión y expresión por igual.

Tratamiento del daño cerebral

Juegos para daños cerebralesLos equipos básicos de rehabilitación multidisciplinaria están compuestos por una serie de especialistas que se encargan de los diversos daños uno a uno y por separado. Entre ellos destacan el neuropsicólogo, el fisioterapeuta, el rehabilitador, el terapeuta ocupacional, el logopeda así como los familiares y cuidadores.

Los programas de rehabilitación del miembro superior y la mano están diseñados para mejorar la funcionalidad de las extremidades superiores para favorecer la autonomía. En los niños las actividades lúdica y la tecnología robotizada hoy en día juegan un papel muy importante.

La rehabilitación de la capacidad cognitiva y las alteraciones de la comunicación promueven la autonomía comunicativa, cuya falta representa una de las mayores limitaciones de las personas tras sufrir un DCA.

Estas terapias incluyen el uso de software especializados diseñados para restituir las funciones comunicativas normales o compensarlas.

También se realizan  tratamientos de estados de bajo nivel de conciencia la cual incluye la valoración clínica (usando la escala de Glasgow para determinar los parámetros de: apertura de ojos, respuesta verbal y respuesta motora), la valoración neurológica, la estimulación multi-sensorial, la fisioterapia y medidas posturales, así como la farmacología de los estados de baja consciencia.

Para el diseño, fabricación y ajuste individualizado de material biomecánico o protésico es necesaria una valoración funcional y personal del entorno y evolución en habilidades básicas (calzado, vestido y aseo) e instrumentales (como el uso de transportes o el manejo de dinero) imprescindibles para la vida diaria autónoma.

Juguetes para tratar el daño cerebral

Así mismo se puede realizar el tratamiento musculo-esquelético a través de técnicas avanzadas como la punción seca o la Toxina Botulínica pueden tratarse alteraciones dolorosas o mecánicas miofasciales, articulares, periarticulares y óseas.

Para tratar la disfagia (problemas de deglución) se realizan valoraciones otorrinolaringológicas y logopédicas, de fibroscopia y se diseña una adaptación dietética y alimentaria.

Tras una valoración urológica y urodinámica de las principales alteraciones secundarias, se procede a definir el tratamiento.

Los padres y familiares de una persona con daño cerebral adquirido pueden conseguir asesoramiento en ayudas sociales y se recomienda su asistencia a sesiones formativas y terapéuticas individuales y/o grupales.