Los problemas de sueño en la infancia afectan a los niños y niñas en todos sus ámbitos, ya que afectan a su rendimiento académico al no poder descansar de forma adecuada para afrontar las demandas del colegio, afectan a las relaciones con los padres, tienen consecuencia en su estado de ánimo, etc. Por estos motivos, es importante actuar de forma temprana ante los problemas del sueño.
[toc]El insomnio infantil
El insomnio infantil es la dificultad persistente para conseguir un sueño reparador, debido a que se retrasa el inicio del sueño o porque el niño o niña se despierta en repetidas ocasiones a los largo de la noche, también, puede deberse a que el despertar se produzca muy temprano.
Para que estos episodios de insomnio se consideren un trastorno, la dificultad, manifestada por alguna de las conductas anteriormente descritas, se debe de prolongar al menos durante un mes.
El insomnio infantil afecta a un elevado porcentaje de niños y niñas, algunos estudios muestran que el 38,4 % de la población infantil sufre un episodio de insomnio una vez al mes.
Cuántas horas necesita dormir un niño
El tiempo de sueño necesario para poder descansar de forma efectiva, varía a lo largo del desarrollo evolutivo de cada persona. Además, esta diferencia también existe de niño a niño, dependiendo de las características personales de cada uno de ellos o ellas. No obstante, como norma general, los niños y niñas en edad escolar, con una actividad física y mental normal, deberían dormir alrededor de 10 horas diarias.
Detección de problemas de sueño en niño
La detección de los problemas del sueño por parte de los adultos, es necesario para poder ayudar a los niños y niñas a conciliar el sueño de manera reparadora.
En ocasiones, estas dificultades son observables directamente, ya que en el caso de las pesadillas, serán ellos y ellas las que informarán a los padres y madres de su existencia. En algunos episodios de insomnio, también reclamarán la presencia de los padres y madres ante la dificultad para dormirse.
Sin embargo, existen ocasiones en la que los niños no informan de la pobre calidad del sueño, o reclaman la presencia de sus cuidadores/ras cuando se despiertan, lo que puede dificultar la detección del problema. En estos casos, existen signos que pueden darnos pistas de lo que está ocurriendo. Por ejemplo:
- Irritabilidad
- Falta de concentración
- Nerviosismo
- Cansancio crónico
- Dolores de cabeza
- Peor rendimiento escolar
Causas del insomnio infantil
Alergias
En algunos casos, se ha observado un tipo de insomnio resistente a los tratamientos convencionales y que parece estar relacionado con alergias a algunos medicamentos. Este tipo de alergias no manifiesta ningún otro síntoma además de las dificultades en el sueño. Suele producirse por algún componente de la leche de vaca.
Problemas emocionales
Detrás del insomnio pueden existir causas de índole psicológica. Los cambios en el entorno del niño, las preocupaciones debidas a estos cambios, situaciones vitales estresantes como el divorcio de los padres, nacimiento de un hermano, los estilos cognitivos obsesivos, el miedo a la oscuridad o la ansiedad, puede provocar dificultades para conciliar el sueño debido a la activación fisiológica.
Enuresis
Los episodios de enuresis nocturna pueden producir insomnio debido a la preocupación persistente de los niños sobre la posibilidad de tener un episodio al quedarse dormido. Este estado de alerta y ansiedad puede dificultar la conciliación del sueño o que el niño o niña se despierte de forma repetida durante la noche.
Los malos hábitos
En ocasiones, el insomnio se debe a la instauración de hábitos que interfieren en el sueño. Por ejemplo, patrones de sueño alterado, el ver la TV o usar la Tablet justo antes de ir a dormir, estilos parentales sobreprotectores, entre otros, puede dificultar el hecho de dormir.
Tratamientos para los trastornos de sueño infantiles
Una de las técnicas más importantes en el insomnio infantil es la higiene del sueño. Esta consiste en fomentar hábitos que faciliten el sueño. Algunas recomendaciones son:
- Por ejemplo, es importante establecer hábitos alimentarios adecuados como el no ingerir alimentos estimulantes por la tarde-noche o la recomendación de tomar leche antes de dormir. Además, es desaconsejable dar algo de comer si se despierta en mitad de la noche.
- Regular el ritmo vigilia-sueño del niño o niña. Es importante conocer las necesidades del niño e intentar establecer una rutina de sueño, despertándole casi siempre a la misma hora, independientemente de la hora a la que se haya dormido.
- Establecer una rutina antes de la hora de acostase que vaya indicando al niño que se aproxima esa hora. Es importante, que esta rutina se incluyan actividades relajantes.
- Actividades y ejercicio físico: es importante no realizar ejercicio físico antes de ir a dormir.
- Actividades en el dormitorio: es importante que el niño asocie su dormitorio con el sueño, por lo que en la medida de lo posible, es recomendable que no se realicen otro tipo de actividades en el mismo. Si esto no es posible, es importante que al menos la cama, sí quede reservada sólo para dormir.
- Factores ambientales: observar si existen factores ambientales como ruido, luz o temperatura que interfieran en la correcta conciliación del sueño.
- Factores emocionales: intervenir sobre los posibles factores emocionales que estén causando los problemas de sueño.
Además, de la higiene del sueño, hay que intervenir sobre la causa directa del problema del sueño para restablecer un patrón normalizado.
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