Juegos para Trastorno de Atención e Hiperactividad (TDA, TDAH)

El trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno que se caracteriza por una dificultad para mantener la atención y que puede ir acompañado de una excesiva actividad e impulsividad.

A los niños con TDAH o TDA les cuesta mantener la atención y seguir las rutinas, pautas y órdenes de manera continuada. Por eso los mejores juegos son los que, de manera divertida, despiertan su curiosidad, les ayudan a fijar la concentración, a organizarse y a memorizar jugando.

En la web de Akros hemos preparado una selección de puzles de observación, memorys, juegos de buscar las diferencias, bingos y actividades lúdicas que trabajan la resolución de conflictos para que puedas elegir los más adecuados según las características y gustos de tu pequeño.

▷ JUEGOS para Niños con TDAH (Déficit de Atención)
Juegos para desarrollar capacidades

Dominó Tacto-Visual

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26,50 €
Dominó táctil de gran tamaño con textura rugosa e ilustraciones de mucho contraste. Por un lado permite jugar al dominó táctil y por el otro al dominó clásico.Las características de este juego favorecen la discriminación visual y táctil. Es adecuado para personas con discapacidad visual favoreciendo la integración y participación de todos los niños en el...
Juegos para desarrollar capacidades

Maxi-memory táctil “nuestro entorno”

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27,95 €
1 Opiniones
Memory táctil de gran tamaño con diferentes texturas. Imágenes reales de nuestro entorno. Permite jugar al memory clásico y al memory táctil.Puedes trabajar la discriminación táctil, la memoria visual y la atención a través del sentido del tacto. Inspirado en la metodología Montessori.
Juegos para desarrollar capacidades

Maxi-memory táctil “naturaleza”

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27,95 €
Memory táctil de gran tamaño con diferentes texturas. Impresionantes imágenes reales de la naturaleza. Permite jugar al memory clásico y al memory táctil.Puedes trabajar la discriminación táctil, la memoria visual y la atención a través del sentido del tacto. Inspirado en la metodología Montessori.
Juegos para desarrollar capacidades

Tacto-fichas para enlazar recorridos

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Set de 36 fichas con textura rugosa y 10 cordones ergonómicos para enlazar. Crea divertidos recorridos enlazando las fichas según colores y texturas. Mejora la discriminación visual, la discriminación táctil y la psicomotricidad fina.



Juguetes para niños con hiperactividad

Los niños con hiperactividad o TDAH pueden entrenar ciertas técnicas que les permitan mejorar su capacidad de concentración gracias a actividades y juegos educativos. La detección de los síntomas, el diagnóstico, la información a los adultos y el inicio del tratamiento deben ser lo más tempranos posible. Como refuerzo del tratamiento, los padres deben ofrecerle el juego a su hijo de manera divertida y que despierte su interés.

Una vez captada su atención, los padres deben explicarle a su pequeño la mecánica del juego de forma inequívoca. Los niños con déficit de atención e hiperactividad presentan dificultades para pensar y planificar, por tanto puede necesitar tiempo e información adicional para comprender la tarea a realizar; aunque se trate de aprender un juego que les gusta. La explicación de las reglas debe hacer especial hincapié en que el niño comprenda que perder una partida forma parte del juego, y no es una situación que merezca una rabieta.

Los puzles educativos de la web de Akros resultan un apoyo eficaz en la mejora de la concentración. Según los gustos y necesidades del niño, los padres pueden ofrecerle para jugar puzles de palabras. Estas actividades implican la construcción de sílabas, palabras o frases enteras; y existe la variante de puzles de imágenes.

En igual medida, sirven como refuerzo del tratamiento del TDAH las actividades y juegos de completar figuras geométricas. Los juegos de cartas para encontrar las diferencias o relacionar familias de objetos permiten mejorar la memorización.

Otros juegos de apoyo a la terapia de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad son aquellos del tipo: “une los puntos”. En ellos el niño debe completar secuencias de trazados en un dibujo.

¿Qué es el TDAH?

El TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad es un trastorno originado en la infancia de origen neurobiológico. Es raro el diagnóstico de TDAH en niños menores de 6 años, pues los síntomas como la impulsividad excesiva son patentes en el ámbito escolar. Durante la educación primaria, el joven se enfrenta a situaciones y dificultades mayores que pueden evidenciar que su TDAH va más allá de la simple inquietud infantil.

La enfermedad puede conllevar otros trastornos que afectan a la salud mental. A finales de la época escolar, la adolescencia de los niños con TDAH sin diagnóstico y sin tratar, suele resultar problemática; al igual que sus vidas como adultos. En el caso de los adultos que llevan a la consulta del especialista a su hijo TDAH, puede darse la situación de que uno de los padres descubra en los síntomas de su hijo los mismos problemas de salud que él mismo tuvo en la infancia y no recibió diagnóstico ni tratamiento.

El tratamiento del TDAH, una vez recabada la información sobre el caso, se planea de forma individualizada en función del paciente. La combinación de tratamiento farmacológico y psicológico mitiga los síntomas y minimiza la aparición de otros trastornos asociados que afecten la salud mental. El tratamiento es similar en los más adultos.

Signos del TDAH

Los primeros indicios de que existe un déficit de atención puede que sean notados en la escuela, por ser este el lugar donde los niños comienzan a relacionarse, y donde comienza a requerirse de ellos el cumplimiento de patrones sociales fuera de las dinámicas familiares.

Para su diagnóstico se agrupan los síntomas en tres principales patrones de comportamiento: hiperactividad, impulsividad y déficit de atención. Los síntomas deben persistir más de 6 meses y ser no habituales para la edad o nivel de inteligencia del niño.

Hiperactividad

El niño se muestra intranquilo, le cuesta dejar de mover piernas y manos o cambia de posición constantemente; se levanta o le cuesta permanecer sentado, es ruidoso cuando se espera que esté cayado o durante juegos que requieren concentración o silencio, o en aquellos en los que debe esperar su turno.

Déficit de atención

Comete errores que no son acorde con su inteligencia, a menudo por descuido; Le cuesta o es incapaz de mantener la atención en las tareas o el juego. A menudo parece no escuchar cuando se le habla; le cuesta seguir instrucciones o terminar las actividades o deberes sin distraerse o pasar a otra tarea; muestra aversión por los deberes que requieren un mayor esfuerzo mental; pierden los útiles, las llaves u otros objetos de uso cotidiano, se distraen con facilidad y pueden llegar a olvidar actividades de la rutina diaria.

Impulsividad

Responde con altanería o antes de tiempo, en situaciones de grupo suele saltarse los turnos o perder la paciencia esperando; interrumpe frecuentemente o interfiere en las conversaciones o tareas de sus compañeros, habla mucho y sin medidas sobre consideraciones sociales.

Actividades para tratar la impulsividad y mejorar el autocontrol

  • El volcán: debemos pedir al niño tranquilo que visualice un volcán antes de entrar en erupción y explicarle la metáfora para que identifique sus emociones  con ella. De este modo, cuando veamos que empieza a enfadarse, podemos recordarle el volcán y tomará consciencia de cómo sus sentimientos pueden tomar el control.
  • El semáforo: funciona mejor con niños más mayores. Igual que en el ejercicio anterior, cuando el pequeño esté tranquilo pactamos con él una serie de señales que nos servirán para alertarle de su nivel de nerviosismo. Si cogemos los colores del semáforo, el verde le dirá que todo  está bien, el amarillo que está comenzando a exaltarse y el rojo que ha cruzado los límites pactados.
  • Métodos de relajación: acostumbrar al niño a realizar autorelajaciones  una o más veces al día (por ejemplo antes de  acostarse o a la hora de  siesta) contrinuirá muy positivamente a su estado de ánimo. Si se trata de  un niño muy pequeño, podemos cambiar las relajaciones por rituales tranquilizantes, como un baño caliente, un cuento o un masaje.
  • Canalizar la energía: es importante  que puedan canalizar la energía de sobra que tienen... Así, resulta muy beneficioso que puedan realizar alguna actividad extraescolar deportiva en la que den salida al exceso de energía. No obstante, en casa deben tener también un espacio específico donde puedan liberar esa energía sin dañarse ni causar daños a la casa o a otras personas, en el que puedan gritar o golpear si así lo desean.
  • Potenciar la atención: generalmente, los niños muy impulsivos tienen problemas para concentrarse. Juegos como el ajedrez o las damas son excelentes opciones, siempre y cuando seamos capaces de motivar al niño para que le atraigan y el juego no se convierta en una obligación.

Causas del trastorno hipercinético

No están claras las causas de este trastorno, pero una combinación de factores biológicos, psicológicos y del entorno, podrían contribuir en un cambio de la conducta del niño al salir del entorno familiar –el cual siempre es más controlado–.

Entre los factores biológicos se consideran parientes masculinos hasta abuelos y tíos que pudieran mostrar o haber mostrado síntomas de TDA o TDAH durante la infancia; las lesiones adquiridas durante la gestación o el nacimiento, momento en el que podrían ser vulnerables a lesiones hipóxicas (falta de oxígeno en el cerebro y reducción del flujo sanguíneo), están entre las causas que pudieran generar factores psicológicos, junto con la personalidad del niño; y los factores del entorno podrían estar relacionados como el estrés familiar o escolar, o las dificultades educativas (bajos recursos, escuelas lejos de casa, altísima competencia académica, padres ausentes, etc.)

¿Cómo se diagnostica el trastorno hipercinético?

El psicólogo infantil ha de realizar una serie de pruebas y seguimientos antes de diagnosticar a un niño con TDA o TDAH. Algunos de los procedimientos incluyen:

  • Evaluación del historial familiar: la salud mental y física de los padres del niño y otros miembros familiares, antecedencia a la depresión.
  • Historia clínica: factores de riesgo durante el embarazo y el parto. También puede ser relevante cualquier medicamento que tome el niño o haya tomado la madre durante el embarazo.
  • Sintomatología: cuando se advirtieron por primera vez los síntomas y en qué situación ocurrieron, factores que lo agravaron o aliviaron.
  • Historia psiquiátrica del niño: excluir depresión o ansiedad tras la aparición de los síntomas.
  • Historia académica: esto indica el nivel de su capacidad y dificultades específicas para desenvolverse en grupo o individualmente.
  • Evaluación del temperamento del niño y su personalidad: incluye la evaluación del temperamento del niño e interrelaciones, con los miembros de la familia y en la escuela.
  • Evaluación de la conducta social: las condiciones sociales de la familia, tales como características del núcleo familiar, estatus y apoyo social pueden tener un impacto sobre el comportamiento del niño.

Tratamientos del trastorno por déficit de atención

En necesaria una combinación de tratamiento psicológico con dinámicas familiares y académicas para ayudarlo a modificar la conducta y mejorar el rendimiento escolar. El tratamiento dependerá de las dificultades de cada niño en particular y de su diagnóstico personal. La incorporación de nuevas rutinas y actividades como el deporte y la música son fundamentales para promover una modificación en su comportamiento y la participación de padres y familiares en combinación con los maestros es fundamental. También es muy beneficioso la interacción de manera lúdica con el niño con juegos sensoriales o puzzles que permitan captar su atención y concentrarse. Algunos medicamentos pueden ser sugeridos por el psiquiatra infantil, pero es imprescindible combinarlos con todos los demás métodos.

Manejo psicológico

Las terapias enfocadas a la disminución de la ansiedad y las terapias grupales podrían ser de gran beneficio y suelen combinarse con terapias para mejorar las habilidades sociales. El apoyo en el aprendizaje, para promover el rendimiento escolar y la integración social también deberá ser re-diseñado.

Estas técnicas de modificación de la conducta son fundamentales en el tratamiento del trastorno hipercinético pero también pueden ser recomendados para tratar problemas leves de déficit de atención.

Cambio de dieta

Existe evidencia sobre el efecto de algunos alimentos en los niños, los cuales incluyen el azúcar y un excesivo consumo de los hidratos de carbono. Observar minuciosamente si los cambios de conducta ocurren después de consumir alimentos específicos es importante, así como observar reacciones alérgicas o de otro tipo a los mismos. Tales alimentos deben ser evitados. Un especialista puede ayudar a elegir una dieta acorde con su edad y ritmo de crecimiento.

Medicación estimulante

Los medicamentos pueden ser recetados en casos específicos, pero ésta debe ser monitoreada cuidadosamente y combinada con otras terapias y modelos de aprendizaje, así como con el deporte y las actividades lúdicas al aire libre.

Es importante explicar al niño que la medicación es un paliativo de los síntomas, más será el propio entusiasmo y actitud, aunado a las dinámicas familiares y escolares, lo que en realidad produzca un cambio en sus comportamiento y conducta.

Es imprescindible abordar y eliminar rápidamente estigmas y conceptos errados (como por ejemplo dejarle pensar que el tomar las pastillas lo convierte en un loco, o lo hace diferente).

Entre los medicamentos más usados están los estimulantes del sistema nervioso central, como los derivados de las anfetaminas, cuyos efectos secundarios pueden llegar a ser importantes. Estos se usan para reducir la hiperactividad e impulsividad y para mejorar la atención, pero deben ser administrados solo bajo estricto seguimiento médico y familiar. Ningún medicamento para este tipo de trastorno infantil está recomendado en niños menores de 6 años.

Técnicas de manejo para padres y profesores

Las rutinas y la planificación juegan un papel importante, considerar estrategias para abordar:

  • Rutinas diarias.
  • Establecimiento de reglas.
  • Claridad al explicar las cosas o dar instrucciones.
  • Coherencia en el trato al niño.
  • Limitar los elementos de distracción.
  • Planificación de tareas.
  • Trato personalizado de los hijos, promover la integración con otros niños.
  • Reconocimiento del buen comportamiento.
  • Sanción del mal comportamiento (nunca física sino por medio de la privación de otros placeres usando un estricto proceso de negociación o intercambio de: placer por buen comportamiento).
  • Trabajar en coordinación con la escuela y los maestros para mantener estos patrones y no sustituir u omitir los acuerdos establecidos en cada contexto.

Síntomas del Trastorno por Déficit de Atención sin Hiperactividad

Solo se puede diagnosticar este trastorno a partir de los cinco o seis años, pero es a partir de los tres, cuando un profesional con suficiente experiencia podrá detectar los primeros síntomas.

Los síntomas del trastorno por déficit de atención sin hiperactividad son detectables desde el momento en que vemos que el niño no se adapta correctamente a los diferentes ámbitos de su vida cotidiana, es decir, familia, colegio, amigos e incluso consigo mismo.

  • Se mueve con lentitud en exceso, en todos los ámbitos, vistiéndose, comiendo, caminando, etc.
  • No son capaces de detectar cuales son los detalles importantes o más significativos de un contexto o una situación que se les presente.
  • Se distraen constantemente, estando siempre abstraídos y con dificultad para dirigir la atención a lo que se les indica.
  • Las tareas que realizan las hacen en un tiempo mayor del esperado, son lentos para pensar en determinadas cosas como para hacer esas cosas.

Hasta que se detecta y diagnostica el TDA se piensa que los niños no hacen las cosas porque no quieren, que son vagos, holgazanes, etc., y lo normal es que además sean castigados por ello.

Tanto padres, como profesores, amigos, hermanos, etc., pueden recriminar al niño que presenta un TDA que no hace las cosas como se esperan, algo que no hace otra cosa más que acrecentar el temor y la frustración que puede sentir el niño afectado.

La falta de atención, o más bien de atender eficazmente, hace que todo lo relacionado con el aprendizaje se vea afectado.

Los niños con TDA con frecuencia pierden objetos como juguetes, libros, material escolar, etc., y muchas veces no recuerdan dónde los han dejado.

Características comunes al Trastorno por Déficit de Atención con y sin Hiperactividad

A pesar de las grandes diferencias que separan a los niños que padecen este trastorno con y sin hiperactividad, podemos encontrar muchas características comunes que explicamos a continuación:

  • Los niños suelen presentar un autoestima bajo.
  • Son introvertidos y apáticos.
  • No son capaces de esperar su turno.
  • Insisten con exigencia para conseguir lo que desean.
  • Son desorganizados
  • Son impuntuales
  • Son tozudos
  • Presentan falta de atención
  • Tienen rabietas
  • Etc.

TDA con Hiperactividad

Los niños que sufren el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) sufren generalmente otros síntomas y trastornos asociados a la hiperactividad y a la impulsividad.

El control motor, mental y emocional de un niño que presenta un TDAH se caracteriza sobre todo por:

  • Desasosiego, nerviosismo, intranquilidad, …
  • Hiperactividad
  • Disgrafía o dificultad para poder reproducir tanto letras como palabras
  • Incompetencia
  • Da respuestas de forma rápida sin pensarlas
  • Falta de atención
  • Falta de efectividad

Además los niños con TDAH son impulsivos, impacientes y egocéntricos.

TDA sin Hiperactividad

Es menos común que el TDAH y en este caso, este trastorno se caracteriza por todo lo contrario que el anterior:

  • Pasividad
  • Somnolencia
  • Lentitud
  • Falta de energía y vitalidad

En general, los niños que tienen el trastorno por déficit de atención sin hiperactividad son niños que viven abstraídos, no son capaces de atender, mantener la atención durante periodos muy prolongados y además presentan problemas para encauzar esa atención de la manera correcta.

El niño que presenta el Trastorno por Déficit de Atención sin hiperactividad suele presentar conductas algo infantiles, inmaduras en relación con las esperadas por su etapa de maduración.

Además en lo referente a su control motor suelen presentar una pasividad, lentitud, disgrafía y torpeza que se acompaña en su control mental por respuestas lentas, una desorganización y en general una ineficiencia en la realización de sus tareas.

Cómo tratar el trastorno por déficit de atención

  • Hablar directamente a los ojos, de forma lenta y suave, pero manteniendo la firmeza, y conseguir que el niño repita lo que se le ha dicho.
  • Dividir las tareas para que las asimile mejor. En clase debe sentarse en primera fila, cerca del profesor, y en casa debemos retirar todas las distracciones de su vista.

Lo que no se debe hacer es castigar al niño que sufre este tipo de distracciones sino motivarle para que consiga regular su atención.

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