Los tipos de discapacidad en niños resultan comprensibles para el resto de pequeños si reciben la información y el ejemplo adecuado para desarrollar  su empatía.

Cómo ayudar a los niños a entender la discapacidad

La teoría sólo son palabras, y para que una enseñanza cale en el interior de un niño, hay que recurrir al ejemplo por parte del adulto. Un niño puede aprender a actuar ante a discapacidad mediante ejemplos que imitar y fomentando su empatía. Padres y educadores desempeñan un rol de maestros para los pequeños y les proporcionan un modelo de conducta, pues los niños pequeños aprenden mediante la imitación del comportamiento del adulto, incluso en sus destrezas y habilidades sociales.

La empatía hacia la discapacidad consiste en que el pequeño asuma que, tras una minusvalía, se encuentra una persona que es digna de ser conocida y valorada como cualquier otro ser humano. También puede aprender el niño la amplia variedad de discapacidades existentes y que, por el paso de la edad, accidente o enfermedad, la discapacidad nos afecta a todos.

Enseñar a los hijos a entender la discapacidad infantil

La familia de un joven es en gran medida el espejo en el que se fijará el pequeño a la hora de comportarse ante una persona con capacidades diferentes. Los mismos padres pueden ser una fuente de información errónea sobre la discapacidad, bien por prejuicios, bien por su propia falta de conocimientos. Actos que pueden ser involuntarios, e incluso bienintencionados, pueden reflejar un trasfondo negativo que el niño asumirá como propio. Tal es el caso, por ejemplo, de apartar a un niño cuando pasa cerca un discapacitado, como si padeciera una enfermedad contagiosa, o fuera muy frágil. Estos comportamientos pueden alterar la percepción del niño ante la discapacidad, y transmitirle valores erróneos.

Según la Convención sobre los Derechos del Niño, firmada por Naciones Unidas en el año 1989, los niños con discapacidad poseen los mismos derechos que el resto de niños. Entre ellos destaca por su importancia el derecho al ocio. Según este artículo, los niños con alguna discapacidad o diversidad funcional siguen siendo niños y, como factor fundamental de su madurez como personas necesitan jugar, hacer deporte o realizar actividades artísticas.

Es lógico que un pequeño de 6 años no comprenda la explicación de los síntomas que afectan a otro niño con espina bífida, aunque sí puede asumir que existen niños diferentes a él, que son sus iguales con capacidades diferentes y que no necesitan que se les trate como enfermos. Para enseñar este respeto ante la discapacidad, el enfoque lúdico es muy importante, pues mediante cuentos y juegos que incluyen personas con discapacidad, el niño aprende a respetar y valorar las capacidades diferentes y a romper los estereotipos mediante el conocimiento. También resultan útiles los juegos que trabajan los sentidos del organismo, para que el pequeño asuma cómo se siente alguien privado de ellos y así crecerá su empatía.

Conocer los tipos de discapacidad en los niños

Los niños discapacitados deben jugar y ejercitarse como el resto de pequeños. Cuando se les proporcionan retos asumibles a sus capacidades, para ellos la actividad será un desafío divertido para superarse, y su autoimagen resultará favorecida, a la par que su capacidad para asumir las barreras que pueda encontrarse. Para poder jugar, según el grado de discapacidad, cada juego debe pasar por una adaptación a las capacidades y, a ser posible, también sirva para el resto de niños. La adaptación de juegos y juguetes para los pequeños de distintas capacidades posibilita las actividades conjuntas, la convivencia y la inclusión. Sólo existen miedos y prejuicios si existe desconocimiento.

Los niños con discapacidades sensoriales y no intelectuales pueden llegar a sentirse frustrados al ser conscientes de sus condiciones. Los juegos constituyen para el niño con discapacidad un vehículo para expresar y reconocer sus emociones y expresarlas de forma correcta y sana. Esta madurez, les ayuda a forjar lazos con el resto de personas, se sienten comprendidos y aumenta su autoimagen.

Conocer la discapacidad motriz

Lo primero que deben aprender los niños sobre la discapacidad motriz es que no afecta a la mente, la inteligencia o el funcionamiento cerebral, y quien la padece es una persona perfectamente sana en ese aspecto. La discapacidad motriz es un conjunto de patologías que afectan a los músculos, el sistema nervioso, las articulaciones o los huesos. En caso de afectación neurológica, aunque físicamente la musculatura o articulaciones son normales, esta puede afectar a la motricidad gruesa o fina.

Los juegos más beneficiosos para personas con discapacidad motriz les ayudan a todos los niveles, desde el motor, hasta el psicológico y la autoestima. Son aquellos juegos y juguetes que les permite, dentro de su grado de discapacidad, moverse, fijarse en algo o actuar de alguna manera en el mismo e influir en el resultado con su participación.

Conocer la discapacidad visual

Los niños ciegos o con resto visual necesitan jugar como cualquier otro pequeño. Los juguetes

adaptados para la discapacidad visual les permiten desarrollar esa faceta en solitario o en conjunto con otros niños. Se trata de escoger juegos que estimulen el resto de los sentidos, (basados en el tacto o el oído, por ejemplo) y pueden ser específicamente diseñados para ellos, o adaptados de forma sencilla, tales como una pelota rellena de algún elemento que produzca sonido. En general, para niños con o sin discapacidad, son recomendables actividades que fomenten aquellas habilidades en las que destaca el pequeño, como puede ser la música.

Conocer la discapacidad auditiva

Como en la anterior discapacidad sensorial, un joven discapacitado auditivo necesita socializar con el resto de pequeños para su maduración como persona y para sentirse integrado. No es lógico enseñar el lenguaje de signos a cada niño de un aula o parque, pero sí se pueden adaptar los juegos para que todos participen. De nuevo, los juegos que requieren la participación del resto de los sentidos del niño son los más idóneos. Del mismo modo, el resto de participantes sin discapacidad auditiva desarrollarán empatía hacia el compañero sordo de una forma lúdica y natural.

Adaptación de los juegos para la discapacidad infantil

Es importante, a la hora de planear la adaptación de un juego, que ofrezca un punto común en el que todos los niños, con o sin discapacidad, puedan participar. Los juegos deben desarrollarse en un entorno seguro y con la supresión de las barreras para que todos participen en igualdad de condiciones. Por ejemplo, en un juego de reconocer sonidos u objetos por el tacto, los niños videntes tendrían que cerrar los ojos para jugar en igualdad de condiciones con sus compañeros discapacitados visuales.

Las normas de los juegos deben de ser tan sencillas, como flexibles. Deben ser compresibles y, en caso de duda, el juego debe poder pararse para explicarla sin que la partida se suspenda. Los materiales adaptados deben ser tan fáciles de usar también para niños sin minusvalía. El juguete adaptado perfecto es aquel que sirve para niños con cualquier tipo de minusvalía y para los que no la tienen. La mayoría de juguetes pueden adaptarse de forma sencilla. Los tradicionales juegos como bloques de construcción con piezas de madera, resultan excelentes para este fin, debido a la estimulación que producen en todos los sentidos y la limpieza de sus diseños. Son recomendables juegos con piezas grandes, como bloques o puzles, que fomenten la imaginación y, digno de considerar, son también muy resistentes al uso.